El Pedrón de Ouro premia a la Fundación Rosalía de Castro

El profesor Martín Veiga, Xosé Ramón Fandiño y Anxo Angueira, presidente de la Fundación Rosalía.
photo_camera El profesor Martín Veiga, Xosé Ramón Fandiño y Anxo Angueira, presidente de la Fundación Rosalía.

El galardón de Honra distingue la trayectoria a favor del gallego del profesor y poeta Martín Veiga

n n n La Fundación Pedrón de Ouro entregó ayer sus premios anuales, el Pedrón de Ouro y el Pedrón de Honra, a la Fundación Rosalía de Castro y al profesor y poeta Martín Veiga respectivamente, en un acto celebrado, como es costumbre, en la Casa da Matanza de Padrón (A Coruña), antigua vivienda de la poetisa Rosalía de Castro.
Con la de ayer se cumplen ya 53 ediciones de unos premios cuyo objetivo es distinguir a aquellas personas que contribuyen a la defensa y promoción de la cultura y la lengua propias de Galicia.
En el caso del Pedrón de Ouro, este galardón premia a aquella personalidad o entidad viva, residente en Galicia, que más haya destacado en este campo a lo largo del año o en la trayectoria de una vida.
Mientras tanto, el Pedrón de Honra distingue a personalidades que, gallegas o no, residen fuera de Galicia y desde allí destacan por sus aportaciones a su engrandecimiento y su cultura.
Los premios, una medalla de plata y otra de oro y dos pergaminos policromados, han sido entregados por el presidente de la Fundación Pedrón de Ouro, Xosé Ramón Fandiño Veiga.
En su discurso tras recebir la distinción, el presidente de la Fundación Rosalía de Castro, Anxo Angueira, ha expresado el "profundo agradecimiento" que le supone recibir un premio "tan especial y valioso" para el mundo de la cultura gallega.
Por su parte, Martín Veiga recibió el Pedrón de Honra por su faceta como director del Centro Irlandés de Estudios Gallegos de la Universidad de Cork, labor que desempeña actualmente, así como la de dirigir la revista académica Galicia 21.
Veiga, que admitió que la distinción recibida le causa "cierto vértigo y sentido de la responsabilidad" por ver su nombre sumado "a tan ilustre estirpe", reivindicó la labor de las personas que trabajan fuera de Galicia en pro de la cultura del país, especialmente de aquellos emigrados jóvenes "con extraordinaria formación humana y académica" ante la "precariedad y la penuria económica" que sufren en su tierra de origen con "consecuencias nefastas en el tejido humano y cultural".n

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