Marta Villar: “Adoro mi trabajo, pero lo sufro tanto como lo gozo”

La viguesa Marta Villar, con el Mestre Mateo por “Salgadura”.
photo_camera La viguesa Marta Villar, con el Mestre Mateo por “Salgadura”.

La Academia Galega do Audiovisual premió a la viguesa Villar con el "Fernando Rey"  por su trayectoria

n n n “Polos moitos anos de traballo e a impecable traxectoria dunha compañeira que aínda que estea (e neste caso máis que nunca) detrás do decorado, forma parte sustancial do noso audiovisual”. Así, la Academia Galega do Audiovisual justifica el premio Fernando Rey a la directora de arte, Marta Villar. La entrega tendrá lugar el 4 de marzo, en la gala de los Mestres Mateo. Emocionada, muy nerviosa, recibía ayer las multitud de felicitaciones: “Es increíble e impresionante”, aseguró en declaraciones a este medio.
Nació hace 60 años en la calle Bolivia y siempre ha vivido en el centro de Vigo, origen del que se siente orgullosa y reivindica: “Yo no emigré al norte como hicieron muchos compañeros de profesión, con todas las dificultades que implica trabajar en este sector desde aquí; en el texto de la Academia destacan la importancia de premiar a una técnica y a una mujer, pero se han olvidado de otro handicap en el audiovisual gallego, que es ser del sur”. Villar comenzó en esto con uno de los grandes, Chano Piñeiro en “Esperanza” (1986) y ya no abandonaría el sector: “Fue una sorpresa cuando me llamó; yo había comenzado como decoradora y el único contacto que tenía con Piñeiro era una colaboración anecdótica con un director francés cinco años antes; le dije que sí, aunque no sabía dónde me metía”, recuerda.
Dos años después empezó a trabajar en la Televisión de Galicia: “Casi sin querer, dejé el espacio comercial para quedarme con la arquitectura efímera”. De su trabajo le cautivó “la libertad para crear ilusión y un proceso de investigador muy enriquecedor; cada trabajo es una aventura”. De su labor destaca el largo proceso de documentación que puede comenzar hasta un año y medio antes de que se inicie la producción. “Todos los escenarios que hago son como mis hijos por pequeños que sean,pero puede que ‘La casa de 1906’ haya sido mi proyecto más especial”, reconoce, ya que para meterse en ambiente pasó cuatro meses en una casa de la aldea de Irixoa. De el proceso recuerda que “dibujaba sobre una mesa de plástico en un ‘leira’ para generar un espacio que retrocediese en el tiempo cien años, no solo en la decoración, sino también en los hábitos de vida”.
Marta Villar reconoce que pes a adorar su trabajo, “lo sufro tanto como lo gozo; siempre surgen complicaciones, por una parte o por otra”, aunque considera que actualmente lo más duro de ser directora de arte en el audiovisual es  precisamente “conseguir trabajo”.
Involucrada actualmente en distintos encargos, compagina el trabajo con la formación, asistiendo a clases en la Escola Superior de Arte Dramático (ESAD): “Aún me quedan cinco años de actividad y hay todo un mundo por descubrir; ahora estoy aprendiendo la escenografía del teatro con el público en directo”, apunta.
Villar se prepara para la gala del día 4. Aún no sabe a quién le dedicará el premio cuando suba al escenario, pero tiene claro que en este tipo de premios “se agradece a los compañeros que me han ayudado y a los que han confiado en mí”.n

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