VIGO

El hijo de Portabales 'reivindica' a su madre

Ricardo Portabales Jr en la portada de su libro.
photo_camera Ricardo Portabales Jr en la portada de su libro.

Llega el libro del hijo del "arrepentido", enfrentado con su padre

Se llama Ricardo Portabales, tiene 39 años, es ingeniero de sistema y como asegura "me crié en Madrid entre policías y periodistas". Es el hijo de quien fue durante unos años el más famoso arrepentido del narcotráfico, testigo de cargo en la Operación Nécora que instruyó Garzón contra capos del narcotráfico gallego. Portabales Jr, como se presenta, vive en Marín y acaba de publicar un libro -que presentará en Galicia, en Marín o Vigo- con los diarios que entonces anotó su padre, con el que no se habla y al que no ve desde hace tres años y medio. De hecho, ni siquiera sabe dónde está, "creo que en Sudamérica, quizá en Portugal, me da igual", explicaba ayer. El libro se llama "El diario de mi padre. Testigo protegido" y narra lo que vino después de las acusaciones de Portabales. Pero asegura lo único que le  mueve "es hacer Justicia a mi madre". "Mi madre vivía en una casa alquilada del Ministerio del Interior, aunque ya le habían quitado la protección, hasta que un día me llamó y me dijo que la echaban a la calle". Su madre reside en Madrid, y va de vez en cuando a Galicia. "En la Audiencia Nacional, Garzón le dijo que era una injusticia pero que estaba atado de pies y manos. Luego, yo mismo traté de hablar con otros jueces, y Polanco me dijo que no me quedaba otra que luchar. Yo le advertí que había sido él quien firmó el auto para echar a mi  madre a la calle, y me respondió que se había cometido un error administrativo con mi familia". A partir de los 16 pasó a vivir con policías y periodistas pero "ahora no quiero nada, solo justicia para mi madre. Un mujer y sus hijos fueron víctimas inocentes, nunca se dedicó al narco, nunca supo  lo que hacía su marido. Decía amén a su marido, siempre tuvo miedo", recuerda. Sobre su padre, dice que  no se preocupó por su familia "pese a que pudieron habernos matado". "El desgraciado de mi padre nos abandonó a todos y se fue a Sudamérica". Cuenta que su último encuentro fue muy tenso, en Cádiz, adonde fue a hablar con una editorial. "Allí me lo encontré  y terminé discutiendo con él. No lo puedo ni ver". Pese a todo, lleva su mismo nombre y apellido. "Estoy orgulloso del apellido, pero por mi abuelo, que fue el que me crió, y después de mis abuelos, la Policía", asegura. n

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