El escritor Pedro Ramos, natural de Madrid, residente en Málaga, visitó estos días Galicia para presentar su última novela, “Tres mil noches de Marga”, localizada en la Ribeira Sacra.
A través de su protagonista, Marga, que nació en los años 70, hace un recorrido por los treinta años de Democracia española.
¿Cómo un madrileño entra en contacto con la Ribeira Sacra hasta el punto de convertirla en un personaje más de su novela?
Porque este madrileño cometió el error de vivir varios años en Coruña. Fue una época muy feliz, donde visité Galicia de mano de mis amigos y conseguí meterme en sus casas hasta la cocina y rebuscar en su interior. Muchas de las historias y anécdotas que me contaron configuraron esta historia.
¿Está entonces la historia de Marga basada en hechos reales?
La etiqueta de hechos reales no me gusta. Son muchas historias reales que juntas forman una ficción localizada en la generación de los 70’.
¿Qué vio en la Ribeira Sacra que le cautivo?
Creo que es la zona más bella de Galicia con diferencia.
¿Cuál es el papel de la familia Duarte, de la que Marga huye y en la que al tiempo se refugia?
Es como cualquier familia normal, que guarda un montón de secretos, de hechos cotidianos por los que la familia pasa y quedan en la intimidad. El padre es un machista, con salidas de tono que se quedan de puertas para adentro. También hay asuntos más importantes que no salen de la familia. La cuestión es el precio que hay que pagar por decir la verdad. Esta es una novela de personajes, en el que todo gira sobre lo que Marga imagina que pasaría si da el paso.
Marga pertenece a una generación muy castigada por la droga, ¿cómo se refleja en la novela?
Nosotros hemos sobrevivido, pero la droga se llevó a parte de una generación y más en Galicia. Yo vivía cerca una zona que suministraba a los camellos de Madrid y la procesión de consumidores era constante. No quería evitar este tema que nos marcó. La heroína, ETA y el machismo eran los males de España de los 70, en 30 años solo acabamos con dos de ellos, pero con el tercero, la violencia de género, seguimos peleando.
¿No se aprecia un avance social en la novela?
Hemos avanzado un poquito, pero queda mucho camino. En los institutos se siguen detectando conductas machistas. Nos tenemos que estar equivocando en algo. Hay que insistir en la educación en igualdad.
Esta evolución de la sociedad española se aprecia especialmente con la estructura narrativa. ¿Es intencionado?
Quería hablar de tres temas en tres planos temporales distintos y lo hice sin vueltas atrás. Es una narración continua de la adolescencia, el matrimonio y el regreso de Alaska. Son tres historias que avanzan en paralelo, pero ahora, con las nuevas tecnologías, los lectores ya están acostumbrados a simultanear sin perder el hilo. Las claves de esta novela es un buen decorado que casi ejerce de personaje, la Ribeira Sacra y la voz neutral del narrador en contraste con los personajes.
