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Un bosque de ‘arte social’ germina en el Marco

El director del Marco (al fondo) con la obra de Alex Reynolds.
photo_camera El director del Marco (al fondo) con la obra de Alex Reynolds.

Beatriz Alonso inauguró el proyecto ganador de Premio para Nuevos Comisarios, la última exposición prevista por la actual dirección

El Museo de Arte Contemporánea (Marco) acogió ayer la inauguración del último gran montaje previsto para este año: “La timidez de la Copa de los Árboles”, de Beatriz Alonso. Se trata de “una exposición de preguntas”, tal y como explicó Alonso, ganadora del Premio para Nuevos Comisarios, convocado por el Marco, en colaboración con el Frac de Lorraine y SFKM de Noruega. El proyecto, evocando el nombre de un fenómeno botánico, reúne a once artistas de distinta nacionalidad que reflexionan sobre la coexistencia de la sociedad a través de formatos variados (vídeo, instalación, fotografía, performance o audiovisuales). Es una muestra de que “el Marco sigue funcionando para propuestas muy diferentes”, indicó el director del museo.


Por su parte, Beatriz Alonso puntualizó que en Vigo el proyecto es diferente: “Ha crecido en este espacio tan imponente”. Así, la comisaria aprovechó su intervención para romper una lanza a favor del Museo de Arte Contemporánea de Vigo, que se encuentra en un momento de incertidumbre al desconocer el equipo directivo que estará al frente a partir de noviembre. “Quiero defender instituciones como ésta; desde que era estudiante, el Marco fue una inspiración, un referente en el arte contemporáneo”.
Con esta base formativa, Beatriz Alonso logró imponerse en un certamen internacional, al que se presentaron 116 candidatos. Como ganadora, su propuesta se expondrá en los tres espacios convocantes: en Vigo, Francia y Noruega.


Así, Lara Almarcegui, Helena Almeida, Kader Attia, Jeremy Deller, Marta Fernández Calvo, Dora García, Jiri Kovanda, Amalia Pica, Rita Ponce de León, Alex Reynolds y Cecilia Vicuña conforman los “árboles” de un bosque artístico, que proponen a título individual maneras de entenderse, convivir o relacionarse sin molestar a los demás, como las propias copas arbóreas que limitan de forma natural su movimiento para no invadir el espacio del otro. En sus obras abordan la intervención en las huertas urbanas (Almarcegui), el beso reiterativo de desconocidos sobre un mismo lugar del cristal (Kovanda); el caminar conjunto de una pareja (Almeida); la documentación de The Joycean Society (Dora García), que desde 1986 se reúne semanalmente en Zürich para analizar el libro ‘Finnegan’s Wake’ (1939), una vez que finalizan la lectura, vuelven a empezar. Una noción de perseverancia que también se encuentra en la frase apenas visible escrita en una de las paredes:, “Resistir es permanecer invisible” (Attia). “Un lema muy apropiado”, señaló Martínez Antelo.


La performance llegó de la mano de Marta Fernández Calvo, que ayer, con la ayuda de seis colaboradores tomaron el pulso al museo, midiendo el espacio con cada pulsación, 532, durante un recorrido de 90 minutos: “A diferencia de los espectadores, nosotros somos arquitecturas que nos adaptamos a la estructura”, apuntó la artista.

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