vigo

Arte gallego con huella femenina

Los cuadros de Menchu Lamas comparten sala con las instalaciones de  María Xosé Díaz, realizadas con materiales de desecho.
photo_camera Los cuadros de Menchu Lamas comparten sala con las instalaciones de María Xosé Díaz, realizadas con materiales de desecho.

El Marco acoge desde ayer la exposición “Mulleres do silencio. De Maruja Mallo a Ángela de la Cruz”, donde se hace un recorrido por cien años de producción creativa de mujeres nacidas en Galicia 

nnn Expresionismo frente a academicismo, minimalismo, figuración o abstracción,  escultura, pintura o instalaciones. Todo tiene cabida en “Mulleres do silencio”. Comisariada por Rosario Sarmiento muestra los distintos lenguajes artísticos que en el último siglo siguieron las autoras gallegas. Calidad, vanguardia y poca visibilización caracterizan estos trabajos que se podrán ver en el Museo de Arte Contemporánea durante los próximos seis meses.
Más de cuarenta colecciones, entre instituciones y particulares, cedieron obra para reunir piezas de veintiuna artistas. Sarmiento hace así una relectura de la exposición “A arte inexitente” que ella misma comisarió en Santiago de Compostela en 1995, donde repasaba la creación de artistas gallegas en el siglo XX: “En aquel momento me pareció que la clave del éxito de la mujer en el mundo del arte estaba en la capacidad que habían tenido para poder formarse; la selección acababa en 1995, año que coincidía con la primera promoción de Belas Artes en Pontevedra; 20 años después esa visibilidad no ha mejorado, todo lo contrario”, indica Sarmiento, que pretende en esta ocasión reivindicar la obra de estas artistas “de tanta o más calidad que sus compañeros”.
Empieza el recorrido con la vanguardia y la raza de Maruja Mallo enfrentada al academicismo de  Julia Minguillón. La segunda sala se dedica a la figuración desde los años 50: desde la ingenuidad de María Antonia Dans al realismo de  María Elena García-Gago. En la cabecera, varias piezas de Mercedes Ruibal señalan su evolución desde la influencia de Laxeiro hasta el dramatismo de sus obras de denuncia social. En un apartado, se dedica un espacio a Elena Colmeiro: “No hago cerámica, construyó con los materiales”, apuntó la autora. Se expresa a través del barro, del que Colmeiro dice “es agradecido, pero muy etéreo”.
Un nuevo espacio se centra en la abstracción realizada en Galicia desde el franquismo. Ahí se encuentra obra de Fina Mantiñán, reconocida en París e ignorada al regresar a Coruña en los 70 o Beatriz Rey.
Menchu Lamas protagoniza la siguiente sala con obras de gran formato. La viguesa, única mujer del grupo Atlántica, distingue dos estilos, el de los 80 y el de los 90: “Estoy viendo que no cambié tanto”, comenta, pero sí encuentra una evolución: “Del expresionismo a la geometría, del calor al frío”.
Comparte espacio con  María Xosé Díaz, que hace años que ya no expone: “Comencé con la cerámica pero exprimí tanto el material que se acabó, ahora trabajo con lo que encuentro” y muestra una instalación creada con pedazos de radiografías sin emulsión de plata. En un anexo se muestra la única obra de Soledad Peralta, una impresionante escultura en acero.
De Ángela de la Cruz destaca el “Wardrobes”, que marcó un inflexión en su producción, empezando a usar material de desecho. Junto a ella, Rosalía Pazo introduce la temática de género en una nueva sala. La viguesa Berta Cáccamo, con “Verquidos”, una pinturas de 2002, predominado por el juego de color.
Un mural multicolor realizado por Almudena Fernández Fariña, para esta exposición, da la bienvenida en la última estancia, con artistas como Pamen Pereira o Tatiana Medal. Mónica Alonso pone el broche de oro a la muestra con una instalación, que en palabras de la artista “resume perfectamente mi trayectoria”. El gris y el naranja abren la puerta a las sensaciones en “Angustia fría- angustia quente”.
En enero, Anxela Caramés inaugurará una exposición sobre cuestión de género que complementará  “Mulleres do silencio”.n

Te puede interesar