REPORTAJE

Anna, la mujer que plasma los sueños de Vicente Ferrer

Anna, la viuda de Vicente Ferrer (M.TORRES)
photo_camera Anna, la viuda de Vicente Ferrer (M.TORRES)

La muerte de Vicente Ferrer sacó a la luz la figura de su viuda, Anna Ferrer, continuadora de su legado y cuya labor reconoce España al condecorarla con la Orden del Mérito Civil.

Anna Ferrer destaca que la Orden del Mérito Civil es el reconocimiento de que tras la muerte de Vicente no ha cesado el trabajo de la Fundación y todo el equipo está muy motivado para continuar con sus sueños".

La condecoración supuso para Anna un momento de reflexión sobre su llegada cuando tenía 21 años a Anantapur, en el Estado meridional indio de Andhra Pradesh, y lo logrado en los 45 años que ha permanecido allí ayudando a los más desfavorecidos de 3.152 pueblos. "La verdad es que es cierto lo que nos decía Vicente hace muchos años: la erradicación de la pobreza es posible, y yo he sido testigo de ello. Miles y miles de personas en estos 45 años han salido de la extrema pobreza y ahora tienen una vida digna", recuerda.

La clave del éxito, según Anna, es que ella y su marido -con el que se casó en 1970- formaban "un equipo fantástico". "Él era el que quería correr a muchos pueblos y ayudar a cientos de miles de personas, y yo era la que quería hacerlo todo muy bien. Por lo que juntos pudimos crear una muy buena base para la Fundación en Anantapur", afirmó.

O en otras palabras, como relató Anna en su libro "Un pacto de amor" (Espasa, 2009), "Vicente siempre pedía el Sol, la Luna y las estrellas", mientras que ella era "la ejecutiva", la que trataba de "dar forma y poner en orden los sueños de ese ser maravilloso".

Pero a pesar de la muerte del gran soñador Vicente Ferrer, Anna avisa: "No hemos parado de soñar y no hemos parado tampoco a la hora de intentar realizar todos los sueños". "Cuando murió Vicente estábamos trabajando en 2.000 pueblos y ahora estamos en 3.000, en nuevas zonas, ayudando a muchas personas, entre ellas a algunas que viven en las mismas condiciones que se vivía en la zona del Anantapur hace 30 años", explica combativa.

Anna se emociona cuando habla de uno de los último grandes retos de la Fundación: ayudar a esos que viven como hace tres décadas, a la tribu de los "chenchus", quienes habitan "el interior del bosque y tienen una esperanza de vida de 45 años".

OBJETIVOS

Pero sus objetivos inmediatos no se quedan ahí, y otra de sus principales luchas es poner fin "al problema de la violencia contra las mujeres en la India". "En cada pueblo tenemos un comité que debe identificar a las mujeres que son maltratadas en casa y luego este se coordina con la Fundación para buscar soluciones. Tenemos, creo, una de las únicas casas de acogida para mujeres en una zona rural", explica orgullosa.

Pero además de esos grandes proyectos de futuro, que incluyen la construcción de hospitales, viviendas para más de 300.000 personas, escuelas y centros de apoyos para discapacitados, Anna Ferrer no quiere dejar de ayudar "a la gente que está especialmente desesperada".

"Desde el año 69 hasta ahora la Fundación siempre ha pensado en ayudar a las personas que sufren, que están enfermas, que no tienen dinero o que han padecido una catástrofe", asegurá la viuda de Vecente Ferrer , a pesar de que algún pillo poco necesitado se les haya colado de vez en cuando.

"Es que Vicente y yo siempre hemos pensado que es mejor ayudar a alguien que realmente no lo merece, que equivocarnos y no ayudar a alguien que en realidad sí lo necesitaba de verdad", concluye Anna Ferrer, un resumen al espíritu de entrega que ha inundado toda su vida.

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