Unos 200 objetos del Titanic en una muestra del Museo Marítimo de Barcelona

Vista de una recreación de uno de los camorotes de primera clase del Titanic. Foto: EFE/Toni Garriga
Unos 200 objetos reales del Titanic, junto con recreaciones de algunas de la estancias interiores del barco como camarotes o pasillos de primera clase, se exhiben desde hoy en una exposición en el Museo Marítimo de Barcelona, que conmemora el centenario del hundimiento del famoso transatlántico.

Jose OlivaLa exposición, que estará abierta al público hasta el 30 de septiembre, recrea la historia del lujoso transatlántico a través de objetos, documentos e imágenes originales, rescatados del mar o cedidos por familiares de alguna de las 2.207 personas que embarcaron en el Titanic durante su fatídico viaje inaugural.

Una iluminación intimista sumerge al visitante al entrar en la muestra en un viaje que arranca con la concepción y construcción del barco y finaliza con el estado actual de los restos, a casi cuatro kilómetros bajo al superficie marina, en aguas del Atlántico Norte.

En la primera parte se puede contemplar la única lista original de pasajeros del Titanic conservada; un trozo de carbón procedente de la sala de calderas nº 1; o las dos cartas escritas por su Primer Oficial, William Murdoch, a bordo del Titanic.

En el itinerario expositivo se muestran un banco de la cubierta de botes; el esmoquin y objetos personales de uno de los pocos pasajeros españoles del Titanic, Víctor Peñasco, que viajaba en primera clase y también murió; vajilla original del Titanic o el anillo original de la pasajera sueca Gerda Lindell encontrado en el bote-salvavidas A.

En una foto original tomada 36 horas antes del hundimiento del Titanic aparece el iceberg con el que posiblemente chocó el buque, una fotografía tomada por un pasajero británico a bordo de otro buque que hacía el mismo trayecto que el barco siniestrado.

También hay reproducciones del interior como la gran escalinata de la zona de Primera Clase, que facilitaba el acceso de los pasajeros más pudientes a los comedores de lujo, o recreaciones de un camarote y suite de primera clase, la B-61, que contrasta con el camarote de tercera, que albergaba a cuatro pasajeros.

Se exhiben asimismo una silla del comedor de 3ª clase; una tumbona; o un aseo original de la White Star Line, compañía naviera del Titanic.

El Titanic, que tenía 270 metros de eslora, 30 de manga y medía 30 metros entre la quilla y el puente, llevaba a bordo 2.207 personas, de las que cerca de 900 eran tripulantes.

En el naufragio sólo sobrevivieron 712 personas y 1.495 perdieron la vida, la mayoría porque 'el Titanic no llevaba el número de botes salvavidas suficientes, para que los pasajeros pudieran pasear por las cubiertas sin obstáculos', ha remarcado hoy el director de la exposición, Luis Ferreiro.

'El Titanic cumplía la normativa vigente, pero tuvo que suceder la tragedia para que las autoridades cambiaran la legislación', ha asegurado Ferreiro.

Para Musealia, organizadora de la exposición, mostrar la colección al público es 'una misión de vital importancia, pues, de lo contrario, estos objetos formarían parte de colecciones privadas a las que pocas personas tendrían acceso, y la memoria histórica, humana y marítima del transatlántico se perdería'.

Entre los documentos incluidos en la exposición figuran la lista de los cuerpos recuperados de la tragedia, confeccionada en Halifax por la compañía; la carta escrita por el pasajero Erik Lind, pasajero que viajaba con el nombre falso de Lingrey; el diario del pasajero Gosta Palsson; o el billete original de embarque del pasajero Bengt Edvin Larsson.

En la recreación de la cabina Marconi, al final de la exposición, el visitante imagina fácilmente la desesperación de los dos radio-operadores enviando la señal de SOS.

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