VICENTE CARAMÉS Director del Museo do Mar de Galicia

“¨Mi objetivo es abrir cada vez más el museo a la sociedad, a todos y a todo tipo de iniciativas”

Vicente Caramés está al frente del Museo do Mar.
photo_camera Vicente Caramés está al frente del Museo do Mar.

nnn Vicente Caramés (Vilagarcía, 1967) es desde hace más de un año el director del Museo do Mar de Galicia. Arqueólogo de formación, lleva vinculado con el centro de Alcabre desde sus comienzos en 2002 en el departamento de Conservación. Es el tercero que asume esta responsabilidad en los quince años de trayectoria del  centro, tras Pablo Carrera y Marta Lucio, su  predecesora que dejó la dirección para ir en las listas del Partido Popular al Senado. Gestionado por un patronato en el que están representados la Consellería de Cultura, el Consorcio de Zona Franca y el Concello de Vigo, Caramés  recalca la total desvinculación política del museo. Así, desde Alcabre se presenta como un punto de referencia sobre la cultura del mar para toda Galicia.

¿Su dirección supone una nueva fase en el museo o una prolongación de lo hecho hasta ahora?
Es una continuidad. Llevo muchos años en la casa y trabajé codo con codo con mis antecesores, con gran implicación personal. En primer lugar, Pablo Carrera se encontró con una carcasa que tuvo que echar a andar hasta convertirla en un museo que aporte información general sobre el mundo del mar. A partir de ahí se incidió en  esa dimensión global que haga honor a la referencia a Galicia que lleva en su nombre el propio centro.
Si Pablo Carrera dejó como legado el gabinete científico y Marta Lucio, la sala de arqueología submarina. ¿Cuál será el suyo?
Fue lo último que hicieron respectivamente, pero no lo único. Aunque es cierto que al final no podemos olvidar nuestra propia formación: Carrera es biológo; Lucio, museóloga y yo, arqueólogo; es algo que deja una impronta personal en los proyectos de cada uno. Mi objetivo es abrir el museo cada vez más a la sociedad. Es un lugar abierto a todos y a todo tipo de iniciativas.
Precisamente el espacio de exposiciones temporales acoge  propuestas artísticas. ¿No requieren una vinculación marina?
Sí que tienen que ver con el mar. Sin embargo, el tipo de programación de esta sala también responde a las circunstancias económicas actuales que nos impiden asumir grandes proyectos. Condicionados por estas limitaciones y buscando abarcar distintas expresiones culturales, proponemos montajes más humildes pero no menos interesantes por ello y con una mayor periodicidad.
“Mare Nostrum”, las sala de arqueología subacuática es la gran apuesta del museo. Se inauguró en 2015. ¿Qué actualizaciones ha experimentado desde entonces?
Este museo es el depositario de la Xunta de todo el material arqueológico subacuático que se encuentre. Todos los restos hallados conforman nuestros fondos y siempre son susceptibles a ser expuestos. Mostramos lo más importante y, dentro del discurso ya existente, se han cambiado algunas piezas.
¿Se realizan en estas instalaciones todo el proceso de recuperación de los hallazgos subacuáticos?
Tenemos un laboratorio de tratamiento.  Una vez que entran, las piezas pasan por varios procesos hasta acabar en una vitrina. Su paso por el laboratorio es bastante laborioso porque los materiales que peor se conservan son los que han permanecido bajo el agua.
En esta misma Ría conviven con un Centro de Interpretación de Rande, en Redondela y un Museo de Navegación, en Baiona. ¿Existe colaboración entre estos centros con un discurso similar?
Hay una relación de colaboración con cualquier dotación museística. Sin embargo, desde aquí servimos los intereses de Galicia en general, mientras hay otros museos centrados en interese más particulares como la Batalla de Rande o la relación comercial de Baiona en siglos pasados. Siempre estamos abiertos a fomentar la cooperación y coordinación con todos, pero nosotros tenemos vocación de país.
Las visitas para los museos es como la audiencia para las televisiones. ¿Cómo va el índice del Museo do Mar?
En 2016 recibimos más de 47.000 visitantes, con una evolución que en los últimos tres o cuatro años ha estado marcadoapor niveles positivos. Aquí funciona muy bien el boca a boca. Contamos con distintos públicos, ya sea durante la semana o el fin de semana, en verano o invierno. La entrada es muy fluctuante. 
La ubicación, en el extrarradio, ¿es un handicap para la afluencia de público?
Creo que es una ventaja porque en el verano es el centro. Este museo tiene que estar al lado del mar porque forma parte del mismo. 
Este es el único museo que cobra entrada, 5 euros, la general. ¿Resta visitantes?
Siempre se ha cobrado y en el caso de parados, estudiantes o niños se reduce. El retorno que trae la taquilla es casi mínimo. Pero es una forma de apoyar la infraestructura que cuesta mucho, y una fórmula para  revalorizar la Cultura. No solo es el museo, sino también el servicio didáctico que se ofrece.
El acuario que comenzó siendo anecdótico se ha convertido en una de las principales atracciones.
El acuario siempre fue una estructura complementaria que tiene un gran atractivo para el público infantil. Es una herramienta fundamental para dar a conocer el ecosistema de la Ría. Además hasta O Grove no tiene parangón. Es una pieza fundamental del centro.
¿Qué proyectos se plantea el Museo do Mar a corto plazo?
Tenemos una programación de exposiciones temporales amplia y estable. Estamos fomentando otro tipo de acciones, pero nuestra oferta básica es la  colección permanente, en la que la colección de juguetes de la Fundación Raquel Chaves, que tenemos en depósito, es la última incorporación.n

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