CATÁSTROFE EN PARAMOS

La zona cero, en punto muerto y asediada por los curiosos

Felipe, a la derecha, junto a otro vecino, en la zona afectada.
photo_camera Felipe, a la derecha, junto a otro vecino, en la zona afectada.

La Guardia Civil vigila y restringe el acceso por la afluencia de “fisgones” en medio de la desesperación y frustración vecinal

n n n Un sábado más, Marcos acude a su casa en Paramos. Hace poco menos de un mes, vivía allí con su mujer, su hija y sus padres, ahora  reside en un piso de su familia en Tui. Su vivienda, una bonita casa unifamiliar  relativamente nueva, fue construida en 2013, es una de las cerca de sesenta afectadas por la explosión. “Por dentro está  reventada, la viga de la cocina se partió, saltaron los cristales, las puertas, los dormitorios están inservibles”, explica. Este vecino acude en sus días libres para limpiar el interior y a diario se pelea con la burocracia, el seguro, los peritos... “Esto me está afectando”, asegura.  Los daños se los han tasado en más de 100.000 euros, pero queda mucho trabajo por delante. “Nosotros tuvimos suerte de tener un sitio al que ir, y que la casa sigue en pie, otros no”, se lamenta.
Su vivienda está situada a escasos metros de la zona cero. Su hija de 9 años resultó herida con un corte en la cabeza y su sobrina de meses. “Mi mujer está viva de milagro, se le cayó el muro delante”.
  Felipe también es afectado pero los daños son menores y ha podido regresar a su casa, donde saltaron puertas y ventanas. Junto a él otros vecinos más cercanos al lugar de la explosión se mostraban frustrados y desesperanzados porque “todo sigue igual”. “Simplemente han quitado los escombros de los caminos, pero no podemos tocar nada hasta que lleguen los inspectores”, comentaba otro residente quien aseguró que se han puesto más técnicos municipales para agilizar las revisiones. Pocos querían hablar ayer. Ya lo dijeron todo. Las lonas que les dieron para cubrir parte de sus casas volaron y la lluvia lo complica todo.
Para colmo de males, la zona cero se ha convertido en foco de atención de curiosos y la Guardia Civil echa mano de efectivos de otros puestos para restringir en paso, por la excesiva afluencia.
Entre los afectados, la hija, el hermano y el cuñado del pirotécnico. La Guardia Civil recibió la petición de registrar la finca de la hija, que ha puesto cámaras para evitar posibles represalias.n

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