REDONDELA

Los vecinos reviven las peores pesadillas de hace once años

En la parroquia de Reboreda las llamas quedaron a un metro de los hogares, defendidos por los vecinos.
photo_camera En la parroquia de Reboreda las llamas quedaron a un metro de los hogares, defendidos por los vecinos.

Las llamas cercaron varias casas en Reboreda y Pazos aunque ninguna ardió finalmente

nnn Los vecinos de Redondela no pudieron dormir ayer, y no lo necesitaron para revivir las peores pesadillas del 2006, año en el que más masa forestal ardió en Galicia en las últimas décadas. En la parroquia de Reboreda vieron al diablo llegar a la puerta de sus casas y, resignados a abandonarlas, lucharon con sus escasos medios para defenderlas.
El sentimiento de impotencia era ayer generalizado en este entorno por el que transcurre la ruta del agua. En gran parte de su recorrido el fuego saltó de un lado al otro del camino. En las horas más angustiosas fue intransitable.
"Vinimos los vecinos y éramos como 150 personas junto a una motobomba con tres bomberos", recuerda José Antonio Amoedo, que aprovechó la mañana "para visitar dos devesas que tengo" . Quedaron arrasadas.
Es precisamente esta unión vecinal la que destacan María Teresa Figueroa, Irene Santos, y María Almeira, que forman parte de la misma familia. La última de ellas explicó ayer como se vieron muy restringidos para luchar contra las llamas. "Teníamos de todo, cubos, mangueras, ramas" pero había un gran problema. "Por la sequía teníamos restricciones de agua y la balsa que normalmente está llena ayer (por el domingo) le quedaban ocho centímetros". Esta vecina de Reboreda vio como las llamas llegaban a las puertas de su finca y reclamó de forma fehaciente que las autoridades "hagan un mantenimiento anual" para que esto no se vuelva a repetir dentro de once años.
La situación fue dramática porque las unidades de la UME se desplegaron en un entorno estratégico, en el que había un almacén lleno de bombonas de butano. El objetivo, evitar males mayores.
Los habitantes de la zona volvieron a recorrer la senda del agua, algunos con sus perros, otros en tractor con bidones de agua por lo que pudiera pasar. Todos miraban con cara apenada y ojeras pronunciadas el resultado de las llamas. El bosque raso quedó completamente quemado, y en algunas zonas incluso los árboles más altos estaban afectados.
María Almeira y su familia explican que los medios fueron completamente insuficientes, pero lo achacan a la situación. Con tres focos distintos y una extensión aún por determinar, fue muy difícil para las unidades poder proteger las diferentes zonas. El viento tampoco ayudó, pues avivó las llamas dificultando la tarea de los vecinos.
Coinciden esta madre, hija y prima en que se vivieron momentos de miedo. Por el día se veía el humo, pero de noche el color rojo lo inundó todo. "Te sientes inútil", confiesa Irene Santos.
"El daño ahora está hecho, que se aprenda y tomen medidas", claman estas vecinas de Reboreda.
Algo comparten en común, no pierden el sentido del humor. José Antonio Amoedo lo tiene claro "al menos tengo madera esta año para hacer el churrasco".n

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