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El monasterio de Oia cumple 11 años más perdidos

El claustro principal del monasterio de Oia, en buenas condiciones gracias a la piedra.
photo_camera El claustro principal del monasterio de Oia, en buenas condiciones gracias a la piedra.

La transformación y rehabilitación del histórico monumento, el único religioso frente al mar, lleva pendiente desde 2004en una auténtica odisea administrativa

Fue monasterio desde el siglo XII hasta el XIX y luego casa particular, cárcel, museo privado y en los últimos 20 años ha tenido dos propietarios, Banco Pastor y desde 2004 la empresa viguesa Vasco Gallega (hoy Residencial Monasterio de Oia SA), que quisieron transformarlo en un hotel con una reforma integral del espacio respetando su historia y su catalogación como monumento nacional (hoy Bien de Interés Cultural) desde 1931, en la República. Curiosa paradoja, porque ese mismo año fueron enviados al exilio los jesuitas que habían dado una segunda vida monacal al edificio, el único cenobio de la península frente al mar, a apenas unos metros de la playa…lo que tiene una explicación: los 120 monjes no sólo rezaban y cumplían la regla de San Benito (eran cistercienses, y como tal aparecen en una ruta europea) sino que además tenían la obligación de vigilar la costa como frailes-artilleros, labor que cumplieron con eficacia. Al menos en una ocasión evitaron el desembarco de un navío, quizá turco, a golpe de cañonazo. En 1625 tres embarcaciones cristianas fueron perseguidas y atacadas por piratas. Las naves no veían donde refugiarse sino en la pequeña bahía de Oia. Uno de los monjes había sido capitán en los Tercios de Flandes, Fray Anselmo. Cargó una libra de pólvora y disparó gritando “¡En nombre de Santa María del Mar!”. Se cuenta que hundió la mejor nao. Este hecho llegó a oídos de  Felipe IV, que premió los monjes y a la villa. 
El lugar donde estaban situadas las armas es todavía hoy reconocible, igual que la escalera hacia la playa, hoy cegada, donde habían puesto en marcha el sistema denominado Gamboa (o Camboa) para la pesca: un muro de lado a lado de la bahía, con una puerta en el medio que dejaba entrar y salir el mar, pero mantenía dentro a los peces, atrapados, y fáciles de capturar a medida que bajaba la marea. En la actualidad apenas es visible: hubo una propuesta de la Administración gallega de 340.000 euros para su recuperación...
Son algunas de las historias del monasterio, que fue uno de los mayores y principales de Galicia, con jurisdicción sobre Baiona o A Guarda, a la que cobraba el patronazgo, que venían a ser tasas portuarias. Otro tanto hacía el monasterio de Melón sobre la villa de Vigo. Era la Edad Media.
El monasterio se fue levantando por tramos, de forma que hay partes –pocas, cerca del molino  y el ábside de la iglesia, donde se sitúa la ermita que fue el origen del propio edificio- de románico del siglo XII, si bien la mayor parte se corresponde con el largo barroco gallego, en este caso del XVI. Incluso hay zonas del XVIII, cuando faltaban pocos años para la Desamortización de Mendizábal, en 1836, que conllevó la exclaustración y la venta de las propiedades monacales, que pasaron al Estado, salvo las iglesias, que eran y son parroquiales. En Oia comenzó la decadencia. Hasta hoy. En Santa María esperan que el monasterio vuelva a ser lo que fue en su día: todo, poco más hay en una zona costera muy brava, sin playas, con fuertes vientos y montes pelados. Pero queda el cenobio del Císter a la espera. De momento, suma 11 años más perdidos.  n

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