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El mercado de Sabarís se convierte en la estrella de todos los lunes de verano

Durante los meses de verano la densidad de clientes y curiosos es tal que puede resultar complicado caminar de un puesto de venta a otro.
photo_camera Durante los meses de verano la densidad de clientes y curiosos es tal que puede resultar complicado caminar de un puesto de venta a otro.

Miles de personas se acercan al ubicado en la parroquia baionesa que completa su oferta un total de 220 puestos

 Con más de 520 años a sus espaldas, el mercado de Sabarís es sin duda el más grande de toda la comarca y uno de los que más historia tiene de Galicia. Miles de personas se acercan todos los lunes para hacer sus compras al ubicado en la calle Julián Valverde y que tras la última ampliación la cifra de sus puestos ascendió hasta 220. Con la llegada del verano el aumento de los habitantes de la comarca crece exponencialmente, así como la densidad de clientes y curiosos que se acercan al de la parroquia baionesa. Y es que de junio a octubre acudir a la feria puede llegar a convertirse en una aventura y los coches que circulan habitualmente por el principal vial de la parroquia dan paso a una marabunta de personas que hacen difícil la llegada a los diferentes puntos de venta ambulantes. Prueba de ello son las colas kilométricas de vehículos que se concentran tanto en dirección Baiona como en dirección Nigrán, y que no cesan hasta pasada la una del mediodía. 
Los comerciantes llegan desde diversos puntos de la provincia y aunque si bien es cierto que en invierno se pueden observar plazas vacantes en verano esto no ocurre, más bien todo lo contrario. El puesto con más carisma del mercado es precisamente el primero de ellos, si se accede al mismo desde la rotonda de Ramallosa. Su volumen de venta es tal que llevan la mercancía en un tráiler aunque no todo es fruta y vegetales. También se puede encontrar gran variedad en prendas de ropa, bolsos, complementos, juguetes, bisutería, las mejores selecciones de quesos hechos artesanalmente, tradicionales rosquillas de hojaldre, dulces en general, todas las partes del cerdo en salazón o muchos tipos de fiambre, entre otros productos. Los vendedores que se instalan allí lo hacen con gracia y no se cansan de entonar sus pareados predicando a los cuatro vientos sus ofertas, hasta el punto que muchos de los que pasan por la zona no pueden aguantar las carcajadas producto de sus ocurrencias. 
Está constatado que el mercado de Sabarís funciona como dinamizador económico de la zona, ya que la gente que se acerca a realizar sus compras en muchas ocasiones aprovecha para tomar café o entrar en los establecimientos ubicados a los dos lados de la calle y que se extienden a su vez por la plaza Victoria Cadaval. 
 

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