Medio centenar de caballos fueron marcados en una cita que tuvo más de 200 asistentes
Morgadáns cumplió con la tradición. Medio centenar de caballos salvajes fueron conducidos por los "aloitadores" al curro de esta parroquia de Gondomar para proceder a su marcaje, desparasitación y rapa antes de regresar a los pastos donde suelen estar durante todo el año. Este curro cuya historia se remonta a varias generaciones, está organizado por la Sociedade do Curro de Morgadáns, una entidad que se mantiene gracias a que "los más jóvenes ocupan el lugar que dejan sus padres", comentaba ayer su presidente, Eloy Pérez, poco antes de comenzar a recoger todo y poner punto final a una cita que en esta ocasión contó con la participación de dos centenares largos de asistentes. Y es que Morgadáns, pese a no ser uno de los mayores curros de la comarca, atrae a aficionados al mundo equino de todo el Baixo Miño, incluyendo a muchos que el fin de semana pasada estuvieron en A Grova, uno de los nombres con más peso entre los curros de la zona.
La actividad comenzó sobre las nueve de la mañana, cuando los grupos de " aloitadores" subieron al monte en busca de los caballos y los potrillos nacidos este año. Pco antes del mediodía comenzaron a reunir a los ejemplares en el recinto cecerrado para iniciar el marcaje con la colocación del chip obligatorio, corta das rapas y desparasitación. La comida es otro de los momentos clave de la jornada. Es entonces que se cuentan las historias y anécdotas, se analizan las características de los caballos y se comparte el saber y el gusto por este mundo que comparten grandes y jóvenes de esta parroquia que celebra todos los años este curro, el cuarto de la temporada.
