CATÁSTROFE

Horas de terror, incertidumbre y angustia

La comunidad magrebí, a la que pertenecían las víctimas, muy afectada.
photo_camera La comunidad magrebí, a la que pertenecían las víctimas, muy afectada.

Tras haber logrado sobrevivir a la catástrofe, las 33 familias afectadas tratan de encajar lo ocurrido y su nueva                             tragedia,  haberlo perdido todo 

Decenas de afectados se concentraban ayer en el punto municipal habilitado en el centro cultural de Guillarei de atención a las víctimas. Además de ayuda psicológica, los asistentes sociales del concello así como voluntarios de Cruz Roja se encargaban de atender las necesidades básicas de heridos, dados de alta, y de personas desalojadas de sus viviendas. Aunque la mayoría pudieron dormir en casas de familiares y amigos,   otros tuvieron que hacerlo en el hotel Cruceiro do Monte, que se prestó de forma voluntaria a ayudar a todo el que lo necesitara, acogiendo incluso a personal del dispositivo de rescate que estuvo durante horas trabajando en la zona. Ayer,  los heridos que fueron dados de alta llegaban hasta dicho punto, algunos para recoger algo de ropa y comida porque “nos fuimos con lo puesto y es lo que tenemos”, explicaban.
Los servicios psicológicos atendieron a la familia de los dos fallecidos, concretamente a un hermano y un primo que se desplazaron desde el sur de España tras ser comunicados de la tragedia.
Un día después de los hechos, todavía se vivieron escenas de emoción entre quienes conocían a las víctimas y entre los que podían contarlo. Tras haber sobrevivido a una muerte casi segura, ahora llega otro momento duro, cómo afrontar el futuro después de haber perdido sus casas.

Puri, herida por la explosión
"las puertas reventaron y nos saltaron los cristales”

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A Puri le costaba ayer reprimir las lágrimas después de haber vivido uno de los peores momentos de su vida.  Ella estaba viendo la televisión con su marido en casa y su hija en la habitación cuando “escuchamos un estruendo espantoso, saltaron todos los cristales, reventaron las puertas, terrible”. Su casa, a unos 200 metros del almacén clandestino, fue una de las sesenta afectadas. “Uno de los cristales se me clavó en la frente pero por fortuna no es nada grave y todos estamos bien. Lo peor de aquel momento fue la incertidumbre de no saber qué estaba pasando”. A pesar de los daños, Puri y su familia pudieron dormir en su casa, “al ser de piedra, la estructura está bien y una de las habitaciones sobrevivió así que pudimos pasar allí la noche”, aseguraba ayer tras visitar el lugar de encuentro de víctimas.

Victoria, vecina de a Torre
“mi coche quedó bajo los escombros”

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Todavía conmocionada por lo ocurrido, Victoria se mostraba aliviada por no haber sufrido daños pese a vivir en la zona afectada. Ella y su familia se encuentra bien, la peor parte se la llevó su coche. “Lo habíamos dejado en el taller y ahora está bajo los escombros”, se lamentaba. El taller se encuentra a muy pocos metros de la vivienda donde se almacenaban los explosivos y quedó especialmente dañado.

Santiago Álvarez. Vecino de Tui que socorrió a las víctimas
“en la casa donde se escuchaban los gritos de una mujer marroquí no había nada que hacer”

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Viajaba con su familia en coche por la autovía hacia su casa en Tui cuando de repente su vehículo empezó a vibrar. “Estaba a seis kilómetros de distancia de Paramos y escuchamos una explosión tremenda, quise saber qué había pasado así que al ver a la Policía Local la seguí”. Santiago Álvarez llegó hasta el lugar de la explosión. Dejó a su familia en el coche y subió a pie hasta la iglesia.  “Cuando llegué allí no había nadie, la Policía había ido por otro sitio y sólo había fuego, cartuchos por todos lados y pequeñas explosiones”, este vecino de Tui relata cómo “vi a un niño y otras cinco personas. Primero cogí al pequeño de 5 años, de su silla, tenía un corte, y después fui bajando y subiendo para llevar al resto, varias personas mayores”. Recuerda que enseguida llegaron los agentes municipales y la Guardia Civil, “comenzaron a desalojar todas las viviendas rápidamente, aquello era dantesco, de verdad”. Santiago afirma que llegó hasta la casa donde se escuchaban los gritos de una mujer marroquí “lo vi en el vídeo luego, pero fui hasta esa casa y vi que el techo estaba totalmente derrumbado, había muchísimo calor y fuego, no había nada que hacer, así que me fui de allí. Su casa estaba pegadita a donde ocurrió la explosión”. Recuerda cómo “llovían cartuchos” y le llamó la atención que en el almacén hubiera un cable con bobinas, “eso muestra que allí estaban trabajando en algo no sólo servía de almacén”.

Carmen, vecina de Paramos, afectada por la explosión
"fue horrible, los cristales nos cayeron encima”

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 Un día después del terrible suceso ocurrido a escasos metros de su casa, Carmen y su familia todavía no han podido recuperarse del terror sufrido durante la explosión. “Estábamos en casa,  comiendo y escuchamos un ruido muy grande, horrible, y de repente, todo empezó a temblar, se nos cayeron los cristales”, relataba ayer todavía nerviosa  mientras inspeccionaba los daños de su vivienda. “Tuve un cortecito en la nariz pero por fortuna nada importante”, afirmaba. Según  dijo desconocía que hubiera un almacén pirotécnico.

Hotel Cruceiro do Monte
el local se vuelca con los afectados

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De forma espontánea, los propietarios y trabajadores del hotel-restaurante Cruceiro do Monte de Randunfe, en Tui, hicieron un llamamiento en Facebook para acoger a las víctimas. Paula Álvarez Silva, una de las socias, explica que “es lo menos que podíamos hacer, vinieron familias con lo puesto, lo han perdido todo”. Allí se alojan unas treinta personas que necesitan, recuerda Álvarez, “que no se olviden de ellas”.

Familia atendida por cortes
“a las dos pequeñas les tuvieron que dar puntos por cortes”

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 Esta vecina también sufrió las consecuencias de la explosión. Estaba en casa con las dos niñas pequeñas cuando escucharon el ruido. “Se nos vinieron los cristales encima y algunos les cayeron a ellas, les dieron varios puntos pero por fortuna están bien”, explicaba. Una de las menores reconocía estar muy asustada sobre todo por su perrito, que también resultó herido. Ayer, acudieron a Guillarei ante los desperfectos que sufrió su vivienda, también en las cercanías de donde se encontraba en almacén clandestino.

Amigo de los fallecidos
"Les estuve buscando durante todo el día”

Este vecino se mostraba muy conmocionado por lo ocurrido.

 Uno de los amigos del matrimonio fallecido que el día de la explosión buscaba a la pareja en la “zona cero” se desplazó ayer hasta Guillarei para acompañar a sus vecinos. “Estamos todos muy afectados, fue terrible”, explicaba. Él pertenece a la comunidad marroquí que lleva años viviendo en la zona. “Habrá que ver qué pasa ahora”, comentaba, mientras todos los que se encontraban en el punto municipal se daban apoyo como una familia.

Máxima, superviviente de la explosión
“creí que era el fin del mundo, mi casa reventó”

Máxima dice que veía al detenido trasladar palos todos los días.

  “Se escuchó un boom y todo saltó por los aires, creí que era una bomba, el fin del mundo e incluso el diablo, porque salían chispas. Salí corriendo descalza y me tiré por una rampa, caí sobre mi marido, fue horrible hasta sentí cómo un ladrillo se me caía en la cabeza”. Maxima sobrevivió a la explosión pero su casa quedó “reventada”.  Ella y su marido se encontraban en la vivienda, muy cerquita de donde se produjo la explosión. “Me salvé por dos minutos”, recuerda, y piensa que “menos mal que mi hija estaba estudiando en Vigo. ”.
Afirma estar todavía muy afectada, por haberse quedado sin casa y sin amiga. Ya que la fallecida era su vecina, “una gran persona”. Máxima tuvo que dormir en casa de unos amigos en Porriño y ahora no sabe qué va a pasar. “Pienso en mi vecina de 88 años que se ha quedado en la calle”, lamenta. Pero esta mujer también muestra su indignación, “no me puedo creer que tuviera ahí explosivos. Es el cuñado de mi marido, le veíamos todos los días llegar con camiones cargados de palos, pero no nos imaginábamos que eran los fuegos si no, lo hubiéramos denunciado. Esto no puede ser, ojalá se haga justicia, podía habernos matado a todos, incluso a su sobrino y su pareja que vivían en la casa, es una irresponsabilidad”. 

Sonia, madre de una de las niñas que sufrió quemaduras
“Los médicos estudian si operar a mi hija”

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 La madre de una de las menores que sufrió quemaduras por la deflagración acudía ayer al puesto de atención de Guillarei para recoger algo de ropa porque había salido de su casa con lo puesto. Ayer, todavía era una incógnita dónde iba a dormir, porque no sabía si en el hospital iban a permitirle de nuevo dormir junto a su hija. La menor, de 15 años sufre quemaduras en un 4% de su cuerpo y hay un 1% más grave. “Los médicos están valorando la cirugía aunque consideran que como es muy joven, la piel  puede regenerarse”, explicaba Sonia, la madre. Según relataba, “mi hija se encuentra un poco más tranquila aunque lo que más le ha afectado es lo del pelo, al quemarse hoy al peinarla se le caía  y ha sido muy duro para ella”. Esta mujer estaba en casa con sus dos hijos y su sobrino. El niño, de siete años, ya se encuentra bien, pero cuando escuchó la explosión, no lo encontraba. Recordó cómo todo se les vino encima y se asustó mucho al ver “cómo a mi hija le ardía el pelo, fue horrible” .
Familiares de Sonia acudían también a Guillarei para ayudarla mientras sus vecinos y allegados no paraban de llamar por teléfono para preguntar el estado de sus hijos. “El pequeño está bien. Ahora estamos pendientes de la niña que seguirá ingresada”.

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