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Uno de los dos gallegos en la Ruta Quetzal es de Nigrán

Pedro con el equipo que le acompañó por España y Colombia durante los 34 días de ruta.
photo_camera Pedro con el equipo que le acompañó por España y Colombia durante los 34 días de ruta.

Pedro Rodríguez, de 18 años, se siente "mejor persona" y valora más  "lo que tengo en casa"  

Pedro Rodríguez Villar, nacido en Panxón (Nigrán) hace 18 años, es uno de los 9.000 jóvenes de todo el mundo que ha tenido el privilegio de realizar la Ruta BBVA Quetzal y uno de los dos gallegos que lo ha conseguido en la presente edición.     
      La epopeya, creada por Miguel de la Quadra Salcedo en 1979, ha completado 30 ediciones con el mismo espíritu de la primera. "El Pedro que ha vuelto a casa es alguien mejor,  una persona que se conoce mejor a si mismo y con una visión más abierta del mundo" -aseguró en su comparecencia ante los medios junto al alcalde de Nigrán, Juan González.  
    Pedro, que este año comenzará segundo de periodismo en Santiago, indicó que durante el recorrido de 34 días entre Avila y Bogotá comprendió que las diferencias culturales"son una máscara que llevamos" y aprendió a "valorar lo que tengo aquí", sobre todo la familia, con la que no podía comunicarse con la frecuencia que hubiese querido. 
       Durante el recorrido hubo buenos y malos momentos; si bien, nunca pasó miedo. "La zona en la que estuvimos es completamente segura y nos acompañaban ocho o nueve  policías". Uno de los mejores momentos que guarda  es cuando todavía en España, haciendo el Camino de Santiago, llegó a Portomarín y le dieron una colchoneta. "Fue como dormir en un hotel de cinco estrellas. El peor momento fue durante el recorrido por la selva colombiana, "a 40 grados de temperatura, con humedad del cien por ciento. Allí, muchos compañeros desfallecieron y "se vivió el verdadero espíritu de cooperación de la ruta". 
        El recorrido  deja muchas  anécdotas,  pero sin duda la más curiosa es la de ser duchado por los bomberos de la zona. "Hacíamos grupos de 30, caía el chorro de la manguera, nos enjabonabamos y nos quitaban la espuma con la manguera". Las jornadas erán muy intensas. Comenzaban a las seis de la mañana con música. "Me despertaba cantando con Jesús Luna, jefe del campamento  temas como "chinito del alma". 
     Lo más difícil, sin embargo, fue "aprender los ritmos caribeños (cumbia, merengue) en un taller de danza a las seis y media de la mañana". En cuanto a la comida, entre los platos más curiosos que degustó figuran las "hormigas culonas fritas" y la infusión de "té de coca". Entre los mejores recuerdos guarda la entrevista con el hermano del escritor Gabriel García Márquez  y la recepción con el director de la ruta, Miguel de la Quadra Salcedo que "aunque está mayor y se le nota, sigue derrochando energía.
    Lo que menos le ha gustado es  "la sobreexposición mediática de la ruta, sobre todo en España" y echó de menos "poder sumergirme más en la esencia de los colombianos de a pie".n

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