verano

Bicicletas antiguas para una exposición y quizá museo en Nigrán

Molist junto a la bicicleta que se usó en la serie "Los gozos y las sombras"
photo_camera Molist junto a la bicicleta que se usó en la serie "Los gozos y las sombras"

La colección  de bicicletas antiguas de Luis Molist y las clásicas Orbea de Antonio Pino son el eje central de esta muestra, que se complementa con piezas de la colección de Manuel Pazó

nnn El Auditorio Municipal de Nigrán ofrece hasta el 1 de septiembre la Exposición Bicicletas Antiguas en homenaje a Luís Molist, que construyó durante más de medio siglo su propio local en Playa América, donde guarda cientos de tesoros relacionados con el deporte del pedal que practicó durante buena parte de su vida. Llegó a reunir diez bicicletas y tres triciclos y conserva una colección de faros, entre ellos uno con vela, el primero y otros posteriores con carburo, petróleo y electricidad mediante dinamo. Es su colección estrella. El primer faro lo compró en el mercadillo de Portobello y ahí empezó todo, explicó su hija Pilar. Viajaba por toda España e iba mucho as Rastro de Madrid, a Barcelona y a otros mercadillos donde fue adquiriendo piezas. Cada una de sus bicicletas guarda una historia diferente. La mas llamativa es una del año 1900, que se  usó para rodar algunas escenas de la serie  televisiva “Los Gozos y las Sombras”
    La exposición  está organizada por el Concello de Nigrán, que no descarta crear en el futuro un museo municipal en el que custodiarla.
Pilar Molins, hija del nonagenario coleccionista aseguró que la exposición permanente "nos parece un proyecto estupendo porque es la ilusión de mi padre, pero de momento es un proyecto y no sabemos aún si se va a realizar o no”. 
    Desde pequeña, Pilar convivió con la pasión de su padre por el ciclismo. “Fue mi padre fue el que me enseñó a andar en bicicleta e incluso construyó una para mi", recuerda al echar la vista atrás. Viví inmersa en este mundo, en el local de mi padre en Playa América donde siempre cuidaba los faros y todos los accesorios de sus bicicletas. Fueron sus hijos quienes alimentaron  también un poco esa afición por el coleccionismo, al regalarle los triciclos que forman parte de esta exposición", relató.

Orbeas del s.XX 
La muestra incluye una nutrida representación de Orbeas atesoradas por Antonio Pino quien se inició hace cinco años y ya ha adquirido en torno a 35 o 40 bicis de los años 60, los 70 y 80 del siglo XX. Aunque es una afición cara,  “ya he dejado de contar el dinero que he gastado”.    Lo más costoso es recuperar las piezas o accesorios que faltan. "Generalmente les quitan lo que estorba, como los cubrecadenas y los guardabarros. 
   Hay quien las conserva estas bicis en casa por el valor sentimental que tienen. Sin embargo, algunos prefieren deshacerse de ellas. "Creo que es porque son pesadas, ocupan mucho sitio en el trastero, los pisos son más pequeños y realmente quien la hereda lo que ve es un hierro con óxido, un estorbo para una mudanza". Pino refiere que por algunas ha pagado mucho dinero,  pero otras,  "me las han dado a precios irrisorios". Eran de gente que no tiene a quien regalársela y por no dejarlas en un contenedor las ofrecen mediante un anuncio.  
   Hoy con las nuevas tecnologías y aplicaciones de Internet "es fácil localizarlas", sobre todo en el centro del pais donde se conservan mejor sin la corrosión que ocasiona el salitre de las zonas costeras. Luego hay que ir a buscarlas. "Yo he ido hasta Burgos Madrid, Lleida o Ciudad Rodrigo por alguna de las que tengo. Tengo una importada del Reino Unido". 
   La que más costó conseguir es una Hamilton inglesa perteneciente a una edición especial limitada. Tuvo que ir a Oleiros por ella. "Mi favorita, sin embargo,  es una Orbea Gua Gua, que estoy preparando para mi hijo, que será el que la estrene cuando esté preparada.
 

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