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Apoyo al trabajador despedido por Ojea

Ricardo y Casimiro, en la Estación de Buses de Ponteareas, donde CIG convocó la concentración.
photo_camera Ricardo y Casimiro, en la Estación de Buses de Ponteareas, donde CIG convocó la concentración.

La CIG se concentró ayer en la estación de buses de Ponteareas

n n n  Ricardo, de 47 años, casado y padre de dos hijos, trabajador de la empresa de autobuses Ojea durante 17 años, está pasando un calvario desde que recibió la notificación por 'despido disciplinario', de hecho, recibe tratamiento y le han recetado ansiolíticos "no duermo, me rompieron la vida", dice. 
   La empresa le achaca altercados e insultos,"todo una gran mentira", explicaba ayer a este diario minutos antes de que comenzase la concentración de apoyo convocada por la CIG, confederación sindical de la que es delegado en la que hasta hace unos días era su empresa. Y a esa militancia, achaca su despido. "Se ve que no les gusta y me cortaron la cabeza, además, con mi sueldo (1300 euros), contratarán a dos personas".
     En el acto de conciliación laboral, la empresa ya reconoció 'despido improcedente', pero Eicardo no quiere indemnización económica "quiero que me readmitan, quiero reicorporarme a mi puesto de trabajo porque yo no he hecho nada, yo no he insultado a mis compañeros, y ellos están ahí para decirlo". Ahora, Ricardo está a la espera de juicio
     Casimiro, compañero de trabajo de Ricardo, ambos vecinos de Tortoreos, en As Neves, también está apercibido, y como él mismo dice "en lista de espera para ser el próximo despedido". Cuenta, que ya recibió "amenazas, me quitaron dietas, y ahora, después de 18 años en la empresa, he pasado a cobrar 1000 euros por 12 horas de jornada laboral, me cambiaron de autobus y me dieron uno de los más antiguos". "Nos quieren amargar la vida, prohibien a los compañeros hablar con nosotros y la gente tiene miedo", coinciden ambos.n

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