Alredededor de 35.000 personas se congregaron en los arenales de Nigrán y dejaron visibles restos del macro botellón, que fueron recogidos a primera hora de la mañana por el dispositivo de limpieza
Panxón congregó alrededor de 35.000 personas entorno a las dos hogueras institucionales organizadas por el Concello de Nigrán en colaboración con la Asociación de Vecinos la noche de San Juan. Las celebraciones registraron este año un record de visitantes, superando la afluencia de años anteriores al ser festivo el día siguiente.
La fiesta, continuó hasta bien entrado el día, con miles de jóvenes y no tan jóvenes, que degustaron sardina y churrasco botella en mano, se refrescaron con el agua del mar y saltaron las "cacharelas" como manda la tradición, para espantar o "meigallo" y purificar el espíritu con el fuego de la noche más mágica del año.
Lo más importante es que la noche transcurrió sin incidencias relevantes , salvo alguna que otra indisposición por efecto del alcohol, y alguna que otra quemadura. Una joven de 15 años fue evacuada con quemaduras en una de sus piernas al saltar una hoguera.
Por otro lado, el sistema dunar, acotado con 700 metros lineales de vallas de dos metros de altura que instaló el Concello de Nigrán en la jornada previa y el dispositivo de seguridad integrado por Guardia Civil, Policía Local, Policía Autonómica y Protección Civil cumplieron su función, minimizando los daños contra el medio ambiente en el sistema dunar declarado en 2014 Espacio Natural de Interés Local (ENIL).
La otra cara de la moneda fue, sin embargo, el reguero de residuos del macro botellón que recogieron al romper el día los trabajadores de Cespa y los 16 operarios municipales que se integraron en el operativo especial de limpieza que comenzó a funcionar a las siete de la mañana.
A la luz del alba, los restos de la larga jornada festiva campaban a sus anchas por el arenal donde las gaviotas campaban a sus anchas celebrando su particular fiesta de San Juan. Se recogieron alrededor de 20 toneladas de desperdicios entre botellas, vasos, bolsas, sillas y toallas, entre otros objetos. Los operarios se afanaron en la recogida manual de los restos y las máquinas taparon las decenas de hoyos excavadas por los asistentes la noche anterior, donde muchos estudiantes enterraron y quemaron los apuntes y los libros del curso académico que acaban de terminar. Por último, las maquinas cribaron la arena para allanar la playa y borrar todas las huellas de lo ocurrido la noche anterior.
A las ocho y cuarto de la mañana no quedaba ya,ni rastro de desperdicios acumulados tras las celebraciones y el arenal estaba listo y completamente impoluto para recibir a los primeros bañistas de la jornada ávidos de disfrutar de una intensa jornada festiva de playa.
Alrededor de 20 toneladas de basura se acumularon en el arenal tras el botellón. Los operarios iniciaron la limpieza a las siete de la mañana.
